La Discriminación

Hace un tiempo me han llamado mucho la atención las tribus urbanas. Pokemones, Visual, Flaites, Emo… Hay muchísimas. Es muy difícil salir a la calle y no encontrarse con por lo menos un representante de estas tribus. Están influenciadas principalmente por la música que escuchan: Los “Flaites” escuchan cumbia y reggaeton, los “Pokemones” reggaeton, los “Emo” hardcore, etc. Pero lo que me impresiona de verdad es lo prejuiciosos y discriminadores que somos. Por eso hoy voy a hablarles sobre la discriminación.

Según Wikipedia “Discriminación es el acto de separar o formar grupos de personas a partir de un criterio o criterios determinados.”

Hay dos tipos de discriminación: la discriminación positiva y la discriminación negativa. La discriminación positiva es, como su nombre lo indica, para el beneficio de las personas que han sido discriminadas históricamente injustamente, dándoles un trato preferencial, con el objetivo de mejorar su calidad de vida. En todo caso, es muy escasa, y no se ve mucho. Esto se ve en los casos de “Discapacitados” en los estacionamientos, o en que algunas universidades tengan cupos reservados para la gente a la que la vida no la ha tratado bien.

Pero la más común es la discriminación negativa. Esto es una injusticia tremenda. Tomemos por ejemplo las tribus urbanas. La gente los discrimina negativamente. ¿Por qué? ¿Porque se visten distinto? ¿Por qué escuchan una música que no es de tu agrado? Yo creo que es porque son diferentes. Somos demasiado prejuiciosos. Yo estoy de acuerdo en que discriminen a los delincuentes, pero si ellos no molestan a nadie ni hacen nada malo ¿por qué discriminarlos?

Pero por lo menos ahora ha ido disminuyendo. Algunos años atrás, el racismo era muchísimo mayor, en los Estados Unidos por ejemplo. Hoy en día el presidente de EE.UU., Barack Obama, es negro.

En la época de Hitler los judíos eran discriminados muy fuertemente, llegando incluso a ser asesinados en los campos de concentración. Hoy en día las distintas religiones son más aceptadas.

En conclusión, todos los seres humanos deberíamos tener derecho a no ser víctima de prejuicios, a ser tratados todos por igual, no importa el color de piel, religión, o situación social.